LOS TRES PILARES DE LA CUARESMA

Tres son, en efecto, los puntos neurálgicos cuyo cuidado garantiza los ejercicios que el espíritu puede realizar con eficacia en el tiempo que iniciaremos el próximo día veintidós, Miércoles de Ceniza: la Cuaresma invita, para nuestro provecho cristiano, a cuidar:

La Oración, el trato con Dios y con lo divino. La Eucaristía, la Visita al Santísimo, los Laudes y las Vísperas, la meditación y la Lectio divina, el Rosario… fomentan la vitalidad de la Fe.

El Ayuno, el abstenerse de algo en la comida, en la bebida, en el uso de cosas y sensaciones aviva la Esperanza. Nos privamos porque lo que nos da el Señor sacia mejor nuestras apetencias.

La Limosna  nos entrena en la necesaria ascética de darnos a nosotros mismos. Porque es verdad que dar nuestro tiempo y nuestra disponibilidad es ya salir de noso -tros, pero nos deja más desprendidos de nuestro yo dar a quien lo necesita lo que nosotros poseemos como propiedad. La limosna prueba de un modo más perceptible que se nos acrecienta la Caridad, que es la esencia de Dios: su amor.

D. Antonio Lizcano Ajenjo
"Con Vosotros" 19/02/2012

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