DESDE LA ALHAMBRA III
Cuando te miro Salud,
cautivo de tu hermosura,
prendido de amor por tu alma
inocente, inmaculada y pura.
Por las calles y las plazas
te sigue mi alma arrepentida
tú que eres virtud y dulzura
tú que eres esperanza y vida.
No apartes de mí tu mirada
dulce niña dolorida
y condúceme de tu mano
hasta la tierra prometida.
Jesús Jiménez Prados
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