XVII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO
El Evangelio (Mt 13,44-52):
En aquel tiempo, dijo
Jesús a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en
un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría
que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.
También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader
que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor,
va, vende todo lo que tiene y la compra.
También es semejante el Reino de los Cielos a una red que
se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan
a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así
sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre
los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el
rechinar de dientes.
«¿Habéis entendido todo esto?». Dícenle: «Sí». Y Él les
dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es
semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo».
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